Países como Inglaterra sufrieron mucho con los mal llamados hinchas que visitaban un estadio para “expresar” su inconformidad con la vida que les tocó, en mi concepto eso es lo que está pasando en Colombia, no son hinchas los que hacen esto, son aficionados cansados con su forma de vida y por eso protestan porque sí y porque no.
Hagamos una recapitulación de lo que ocurre en muchas de las protestas que se presentan en el país, son jóvenes menores de edad, que no solo los “protege” la ley, sino que no tienen sus necesidades básicas satisfechas. No cuentan con buena alimentación, educación, sitios de diversión y deporte y buscan la forma de hacerse sentir, sin importar contra qué protestan.
Si hay un paro por la gasolina, hay jóvenes tirando piedra; si hay una protesta de las centrales obreras, hay jóvenes rompiendo vidrios; si el gobierno habla de firmar el TLC con otro país, hay jóvenes acabando con los bienes públicos. Pregúntenle a estos jóvenes qué están exigiendo y no tienen la menor idea, por eso se tapan la cara y violan la ley detrás de una capucha, pues para ellos no importa el tema, solo “botar” energía.
Eso pasa en los estadios, van porque se “supone” que son hinchas, pero:
Primero no tienen para la boleta, roban o piden a la salida para poder entrar.
Segundo, muchos de ellos ni ven el partido, son de espaldas brincando y en cualquier momento tiran una piedra por cualquier motivo.
Ayer el gobierno lanzó con bombos y platillos la nueva Ley del Deporte, que tiene dos capítulos muy importantes, el primero es sobre la cárcel para los violentos y el segundo la democratización de los clubes.
Con esta Ley, que tiene cosas muy interesantes y necesarias, en mi opinión, se demuestra una vez más que el fútbol sigue de espaldas al verdadero problema que existe, la falta de oportunidades y la desigualdad que hay en la población.
Y sancionar con cárcel a los violentos, salen a los 5 años ó 10, con más violencia en sus mentes, porque en Colombia no hay resocialización, lo que hay es la obligación de pagar una condena, ¿entonces de qué servirá este tiempo?
Qué interés tiene para un hincha que el equipo sea de un dueño o de cien mil, para el ciudadano del común eso es transparente, mientras mi nevera siga vacía lo demás no importa.
Algunas sugerencias que se me ocurren para ir mejorando este tema tan delicado:
1. El estado y especialmente los entes locales, deben bajar los impuestos que cobran para el deporte, de este modo poder dejar que el precio de las boletas sea de más fácil acceso para la gente con menos ingresos.
2. Los equipos en compañía del estado, deben establecer campañas para que las barras organizadas reciban más boletas a precios inferiores, esto se les puede descontar de los impuestos como donación.
3. Que los equipos paguen salarios razonables, esto con el fin de poder cumplirle a los jugadores con sus obligaciones.
4. Que le gobierno cumpla con la normatividad y si no paga salarios se sancione al club y si toca que desaparezca.
5. Que los clubes tengan que tener, obligatoriamente. Una reserva y que un porcentaje alto de transferencias sea intocable hasta que sea indispensable, es decir que aprendan a ahorrar.
6. Que los miembros de las barras tengan carnet, con código de barras e información personal, una especie de tarjeta cívica como tiene el Metro de Medellín en la actualidad y que esta sea la boleta y cada partido la recarga para poder ingresar.
7. Que la Dimayor piense más en el espectáculo y menos en los ingresos.
8. Que los periodistas sean más responsables y comenten con objetividad, dejando a un lado palabras en contra de los árbitros o jugadores contrarios, estos términos calientan los ánimos.
9. Última, pero pueden haber muchas más, que el gobierno, la empresa privada, los equipos, los hinchas, la iglesia y toda Colombia, pensemos que hay que darle a los menos favorecidos las oportunidades que están buscando. Obras que en realidad beneficien a estas comunidades y que les ayude a salir del olvido en que los tenemos.
Hay que cerrar las puertas, pero no de los estadios, cerremos las puertas a los violentos, a la indiferencia, a la desigualdad, pero jamás le cerremos la puerta al deporte, al espectáculo, porque sería peor el remedio que la enfermedad. De-Lógica ¿O no?
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