Vivía yo por fuera de Colombia,
cuando uno de mis hermanos me dijo: “Luis, crearon una herramienta tremenda
para encontrar amigos del colegio, de infancia, de toda la vida.” Me hablaba
feliz, la busqué, me metí y efectivamente, me sirvió para encontrar a mis compañeros
del colegio, creamos un grupo y allí organizábamos las reuniones presenciales.
Éramos felices con esta
aplicación, si, Facebook. Encontré hasta exnovias, amigos de la universidad, de
la vida, era fantástica. Con el tiempo nació otra aplicación, WhatsApp, esta
mucho más refinada y directa. Allí tenemos grupos de familia, de amigos, de
trabajo, de identidad por algo en especial, todos reunidos en el mismo sitio,
una maravilla, la tecnología sirve para unirnos, para sentirnos más cerca.
Espero que haya leído bien una
palabra que escribí en el párrafo anterior, SENTIRNOS más cerca, hago énfasis
en ella porque esa cercanía es irreal, no nos podemos sentir, abrazar, mirar a
los ojos. Es mejor cuando nos encontramos físicamente, no únicamente cuando
alguien llega y dice: “Muchachos, siento informar que fulanito de tal murió
esta mañana, le dio un infarto fulminante” Y todos pensamos, qué vaina y no lo
volvimos a ver, hace mucho que no conversaba con él o ella.
Qué pesar que la tecnología nos
acerque más al computador, o al celular, que a la gente, que a los amigos. Casi
todos los días leo: “Bueno, organicemos un encuentro.” Y comienzan, yo no
puedo, tengo mucho trabajo, esa hora no me sirve, tengo clase, tengo reunión,
tengo, tengo, tengo y cuando menos pensemos no tendremos nada.
Yo espero que a mis contactos, a
quienes compartiré esta entrada en mi blog, les “mueva” el piso y de verdad nos
veamos, se acerca diciembre y es hora de rememorar, de volver a contarnos las
historias que ya hemos relatado 100 veces, igual que pasaba con mi papá cuando
él me narraba su viaje a Ginebra o a New York, ya las sabía, pero el solo hecho
de escucharlo de su voz me hacía reír una y mil veces, cuánto daría por
escuchar una vez más la historia de Mr Moon, si la quieren saber se deben
reunir conmigo y se las contaré, no con la gracia de mi papá, pero de seguro
les gustará.
No esperemos a que no quede más
tiempo, no alarguemos más el día en que le daremos un abrazo al amigo, al
compañero, al vecino de infancia, es hora de volver a conversar cara cara, no pantalla
a pantalla, es hora de decir te quiero con el corazón, no con un Emoji, sino
con la presencia física, aquella que seguramente en poco tiempo ya no será
posible, cuando ya no quede tiempo. De-lógica ¿o
no?