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domingo, 3 de abril de 2011

El cáncer de la corrupción

El ex contralor de Bogotá, la ex directora del IDU y su asistente, el ex director de fiscalías, el ex gobernador del Magdalena y siga usted la lista que quiera, porque para un verdadero dolor, la corrupción se metió en lo más adentro de nuestra patria. Hoy en día personas con excelentes posiciones sociales, con dinero y poder, se dejan tentar por este pulpo maldito que nos está llevando más hondo que la misma guerrilla y los paras.
Es muy triste saber que vivimos en uno de los países más ricos del mundo, con todo lo que ya sabes, los océanos, las esmeraldas, el café y tantas cosas más que ya todos sabemos, conocemos y asimilamos. Saber que todo eso pasa a segundo plano por los corruptos, por los hampones de cuello blanco, por aquellos que llegan a manejar el poder como si fueran dioses.
Siempre se ha dicho que la ambición rompe el saco y lo estamos viviendo cada día. Los Nule han tumbado a Bogotá y a Colombia en cerca de dos billones de pesos. Pero esa es la punta del iceberg, porque este dato se conoció, cuántos no se llegan a saber o por ser de pequeñas cuantías o simplemente porque arman una red tan organizada que le calla la boca a todo el mundo.
Todos somos responsables de esta maldita enfermedad que no nos deja salir del subdesarrollo, veamos por qué somos culpables:
  • Cuando sobornamos a un guarda que nos encontró cometiendo una infracción.
  • Cuando le pagamos a un funcionario para que nos haga un trámite más fácil.
  • Cuando compramos las licencias de construcción y levantamos un edificio sin cumplir las mínimas condiciones de Planeación.
  • Cuando falsificamos un documento de identificación.
  • Cuando conseguimos por debajo de cuerda el certificado del DAS.
  • Cuando ofrecemos dineros para ser beneficiados con contratos del Estado.
  • Cuando le exigimos a mis empleados que para permanecer en su cargo deben darme un porcentaje de su salario.
  • Cuando le pagamos a un trabajador cien pesos, pero para seguridad social lo afilio por 50.
  • Cuando vendemos licor adulterado.
  • Cuando compramos material pirata.
  • Cuando robamos “cositas” en los almacenes.
  • Cuando le pedimos a nuestro contador que nos ponga a pagarle poquito al Gobierno en la declaración de renta.
  • Cuando falsificamos una firma.
  • Cuando como funcionario público pido porcentajes para validar licitaciones.
Usted puede agregar muchos más, esta lista es solo con el interés de evidenciar que cada uno de esos delitos desangra a nuestra patria, que cada uno de los que seamos cómplices de esta corrupción estamos trabajando en contra de Colombia, de nuestros hijos, de su gente, de un futuro mejor para todos.
De ahora en adelante tomemos conciencia que somos tan culpables de la pobreza de nuestro país como los anteriormente mencionados, ellos pecaron por ambición, pero nosotros al dejarnos llevar por el ahorro o por el deseo de poder también caemos y también somos culpables. De-Lógica. No?

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