Estamos viviendo una de las épocas de lluvia más intensas de los últimos años, al menos eso dicen los expertos. ¿Y por qué pongo en duda esto? Porque cada año escuchamos lo mismo, que el más intenso, que la caída de agua por minuto es peor que los últimos tantos años y siempre lo mismo.
Como dicen los jóvenes de ahora, lo peor no es eso. Cada año y mucho más en noviembre, vemos por televisión la cantidad de damnificados por las lluvias. Todos los noticieros nos muestran A Mosquera en Cundinamarca, Soledad en el Atlántico, Maria La Baja en Bolívar, Caucasia en Antioquia, Villatina en el mismo departamento y así, innumerables regiones anegadas por el agua y con una situación social lamentable.
Con todas estas tragedias salen los medios de comunicación a hacer campañas, los alcaldes a pedir ayudas y hoy el gobierno nacional a invitar a los colombianos a ser más solidarios con los afectados. Que donemos dinero, cobijas, vajillas, en fin, muchas cosas “útiles” para pasar esta difícil situación. Pero… ¿Cuándo haremos algo para darle una solución definitiva? Es bien sabido que más de la mitad de estas tragedias se podrían evitar con un apoyo más directo a los lugares donde habitan estas familias.
· Las cobijas calman una noche de frío, pero no son suficientes para una vida de abandono.
· Una linda vajilla sirve para recibir un plato caliente en la noche, pero muy pronto se perderá con la primera creciente.
· Un colchón me permitirá una noche en paz, pero no será suficiente para mantener el sueño el resto de la vida si mi casa está en zona de alto riesgo.
Podría mencionar mil cosas más, pero mi único interés con este mensaje es tratar de convencer a la gente que estas ayudas son importantes hoy, pero su efecto desaparecerá con la siguiente creciente del rio y los próximos derrumbes.
El motivo para enviar este mensaje es invitar a Colombia a pensar diferente, a pensar en una estrategia que alivie el problema para siempre y no únicamente para la época de invierno, para ello se me ocurren tres ideas, estas son:
1. Hace unos años el gobierno creó el 4 por mil para salvar de la quiebra a los bancos, posibilidad de quiebra que ya no existe, pero de todos modos lo seguimos pagando y que adicionalmente nos duele a todos los colombianos. ¿Por qué no cambiar los destinos de estos dineros e iniciar proyectos reales de vivienda de interés social, con ubicación en zonas de bajo o ningún riesgo?
Es apenas lógico que esto no es cambiar “un articulito”, pero sí debemos pensar en algo de fondo, algo que sea duradero en el tiempo.
Adicionalmente a este recaudo se me ocurre que los recaudos sean recibidos por la nación, pero transferidos a los municipios por intermedio de los alcaldes, con veedurías ciudadanas que vigilen su gasto y aprovechamiento.
2. El gobierno nacional ha creado el famoso impuesto “Para la Guerra”. ¿Por qué no crear o cambiar su destino y llamarlo: “Impuesto para la construcción de un país más justo”? Incluso que los topes se modifiquen y que más personas lo paguen, pero con el único propósito de usarlo en construcción y reconstrucción de zonas para personas de bajos ingresos.
3. El Impuesto al Valor Agregado es otro rubro que duele en los bolsillos de los colombianos, pero si se usa uno o dos puntos de su recaudo para los sectores menos necesitados sería algo que permitiría crecer en lo social y generar una situación más positiva para millones de colombianos hoy en situaciones difíciles y con un futuro muy oscuro.
Para muchos estas son ideas “locas”, pero simplemente porque nos quedamos viendo los papeles, la leyes y la forma de contradecirlas, en lugar de pensar cómo viajar en la misma dirección.
Por favor no más promesas baratas, cada año los candidatos a las alcaldías, concejos, gobernaciones, asambleas, el presidente, los senadores y representantes, todos aquellos que llegan al poder con la voluntad del electorado, electores que desean que hagan cosas a su favor, no en su contra. No que se roben los recursos de nuestra pobre patria, sino que con ellos hagan obras y que les ayuden a forjar un futuro seguro, con bases firmes.
Colombia puede salir adelante, pero no más para encender fogones y hacer sancocho comunitario y calmar el hambre de una noche, hay que encender los corazones y llenarlos de honestidad, amor por el otro, transparencia, calidad humana y decir a una sola voz: COLOMBIA, tierra firme, en paz y sin injusticia social.
De-Lógica.
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